miércoles, 21 de diciembre de 2011

El color de los besos


Es tiempo de hacer regalos a los niños. Las tiendas están repletas de juguetes, algunos más acertados que otros. Es difícil elegir; son demasiados y algunos, ¡demasiado caros! Me llama la atención la tendencia a hacer réplicas para niños de aparatos como cámaras de fotos, tablets junior, etc. Y en un rinconcito, colocados en la parte de abajo de un estante, esperan los cuentos a que alguien los tome en sus manos y se emocione imaginando el momento de leérselo a sus hijos.
Quizá son regalos más modestos, pero cumplen una función más grande: fomentar la imaginación y educar con la belleza.

Este cuento habla del color de los besos.



(Video encontrado en http://inteligenciaemocionaloctavio.blogspot.com/)

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Para alcanzar los sueños


El catedrático para la comprensión pública de la psicología en Gran Bretaña, Richard Wiseman ha llevado a cabo un estudio con 5.000 personas para ver cuántas personas logran cumplir sus metas. ¡Sólo un 10% lo consigue!… y Wiseman ha querido saber si estas personas tienen alguna técnica específica, hacen o piensan algo que les ayuda a tener éxito a la hora de plasmar un sueño en una realidad. De su investigación se desprenden 5 técnicas, gestos o actitudes que suelen reencontrarse en las vidas diarias de las personas que consiguen cumplir sus sueños. Son éstas:
  1. Divide tus metas en una serie de sub-metas claramente temporalizadas y especificadas (creas así un proceso paulatino que además reduce el miedo que suele acompañar los cambios vitales importantes).
  2. Cuenta tus planes a amigos, familiares y colegas: nos atenemos más a lo dicho en público.
  3. Recuerda regularmente los beneficios que estas metas van a traer consigo (no se trata de soñar despierto, sino de no perder de vista los cambios positivos que este esfuerzo entrañará para ti).
  4. Cada sub-meta alcanzada merece un premio, por modesto que éste sea (¡disfruta y recompénsate por el camino!)
  5. Plasma tus propuestas de forma concreta, en un diario, con dibujos o con gráficos.
Para cumplir un sueño, no vale solo con tenerlo. Además, hay que dividir el sueño en pasos pacientes y escalonados, contárselo al resto del mundo, disfrutar de la consecución de cada uno de estos pasos y plasmarlos por escrito- dibujarlos, cantarlos, pintarlos, lo que sea que los concrete y los arranque de lo potencial, del mundo intangible de los deseos sin cumplir. Así, con un buen sueño y esas pequeñas técnicas bajo el brazo, las posibilidades de que el año nuevo sea realmente diferente podrían, por una vez, hacerse realidad.

Imagen tomada de Internet
Texto: Elsa Punset

jueves, 1 de diciembre de 2011

Cada sentimiento en su lugar


La tristeza se instala en la garganta. Lo hace siempre hecha un nudo que no hay quien deshaga.
El miedo está alojado en las piernas, más o menos, a la altura de las rodillas, por si tiene que salir corriendo.
A la soledad le gusta estar en el cabello; los peores días el pelo se recoge para unir fuerzas y cuando la melena está suelta, todo se llena de compañía. Las personas de pelo corto cuentan la soledad con los dedos.
La alegría, como es tan contagiosa, empieza en el ombligo y se ramifica por todo el cuerpo, estirando la comisura de los labios, ampliando extremidades, dando saltos y palmadas.
La furia reside en sitios congestionados, como los pliegues de los puños, el fondo de las arrugas de la frente y en el aliento retenido.
La ansiedad está en el pecho y golpea fuerte para pedir ayuda, provocando palpitaciones, taquicardias, respiración agitada. Hay personas que la sienten en la planta de los pies y prefieren salir corriendo.
El alma en vilo está inmediatamente después de la epidermis. Detenida.
Me cuesta ubicar el cansancio porque lo confundo con la pereza.
La pasión se mueve libremente por todo el cuerpo. Por la piel, los ojos, sube al cerebro, baja de nuevo por la sangre y se queda un rato en las aletas de la nariz. Finalmente se convierte en sudor y se evapora hasta nueva orden.
La curiosidad está en las puntas -de los dedos, de la nariz y de las orejas- y es de colores estridentes.
La inseguridad no sabe dónde posar, así que no tiene sitio; a veces es palabra entrecortada, tic en el ojo o postura desafortunada. Pobre de ella.
Hay muchos más, como el ánimo por los suelos. Aunque, ya que estamos, prefiero la FELICIDAD por los poros.

Fotografía tomada de Internet